173692.fb2 ?Incre?ble Kamo! - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 5

?Incre?ble Kamo! - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 5

5 Cathy, please, your pardon!

AQUELLA tarde Kamo no volvió al colegio. Muy tarde, ya de noche, me llamó por teléfono y me suplicó que pasara por su casa.

Me costó todo el trabajo del mundo convencer a Pope, mi padre, de que me dejara salir. No tenía al día mi cuaderno de deberes y él acababa de hacerle una inspección policiaca. (A veces le daba por ahí, sobre todo para comprobar si tenía alguna redacción pendiente. Las redacciones no eran lo mío…)

– ¡Pope, Kamo me necesita de verdad!

Por fin una mirada de Moune, mi madre, le convenció. Junto con la promesa de que no volvería tarde.

Me abrió la madre de Kamo. Hacía mucho que no la había visto. Me pareció cansada, pero sonreía con la mirada.

– ;Ah, eres tú? Pasa. Kamo está en su cuarto. Creo que está dándole duro a su inglés.

Lo dijo con toda naturalidad, como si Kamo le hubiera dado duro a su inglés toda la vida.

Electivamente estaba en su cuarto, pero no trabajando. Pálido, con las mandíbulas apretadas y la mirada sombría, daba vueltas y más vueltas. Sin decir palabra, me alargó una hoja cubierta con su caligrafía.

Perdón, Catherine. Por favor, perdóneme. ¡Perdón!, No era mi intención herirla. Turne usted razón: he tirado una piedra cerrando los ojos como un niño. ¡No sabia que ahí estaba usted! Sin embargo, ya no soy ningún niño. Tengo catorce años y pronto tendré quince: no tengo disculpa.

Catherine, quiero que sepa…

Repetía sus palabras de arrepentimiento explicando que la puñetera carta (había tachado puñetera y lo había sustituido por estúpida), que aquella estúpida carta se la había escrito de alguna forma a su madre, que era una especie de juego entre ellos y que no quería herir a nadie:

¡Y a usted menos que a nadie, Catherine, menos que a nadie, a usted!

Y, quiero que lo sepa, Cathy: mi padre también…

A continuación, hablaba de su padre, del gran amigo que había sido para é!, de la maravillosa lengua que era el argot, de lo felices que habían sido los tres cuando él estaba vivo, pero que su enfermedad… Y hablaba también de la clínica:

¡Nunca pondré color blanco en las paredes de n casa!

Y de las últimas palabras de su propio padre: No se columpia nunca (que se tomaba la molestia de traducir…).

Y más disculpas… (Todo con una letra cuyo enloquecimiento recordaba a la de Catherine Farnshaw!

– ¡Puedes traducirlo al inglés?

Yo estaba tan sorprendido por lo que acababa de leer que no contesté inmediatamente.

Pánico en su mirada.

– ¿No quieres?

Traduje la carta de Kamo lo mejor que pude, inclinado sobre mí, supervisó mi trabajo de cabo a rabo.

– «Pardon»; ¿por qué no has traducido «pardon» al inglés? ¡Lo has escrito en francés!

– ¡Se escribe lo mismo en los dos idiomas. Kamo!

– ¿Estás seguro? No habrá algo que sobre… o una palabra que falte…

Gesticulaba sin dejar de andar.

– ¡Tiene que entenderlo! ¿Comprendes.- ¡Tiene que entenderlo perfectamente!